La masonería sionista estadounidense asesinó a Carrero Blanco ( artículo escrito por Claire Gruie)
A la sazón, la CIA utilizó a ETA a través de los servicios secretos del PNV para asesinar el 20 de diciembre de 1973 a Luis Carrero Blanco, el primer presidente del gobierno (junio-diciembre 1973) nombrado por Franco. Con este asesinado (Operación Ogro), la administración Nixon: uno, eliminaba la oposición del almirante a la renegociación sobre las bases militares (estratégicas por su acceso al Mediterráneo + el uso de Torrejón para el conflicto en Oriente Medio). Además España era imprescindible como retaguardia frente a una invasión soviética de Europa. Dos, aceleraba la entrada de España en la OTAN. Tres, desbarataba la intención del país de desarrollar su propia bomba atómica.
Bomba atómica, respetado por muchos, temido por algunos
Por otro lado, el 1 de julio de 1968, casi cincuenta países habían firmado el Tratado de No Proliferación nuclear, pero España no lo hizo, siguiendo con su proyecto Islero. Esta aspiración de independencia nuclear apoyada principalmente por Carrero Blanco en colaboración con el General de Gaulle en Francia, acabó después del Golpe de Estado de Antonio Tejero el 23 de febrero de 1981. La CIA llegó a alertar de que España era el único país europeo que merecía atención como posible proliferador.
Sin Carrero, España sería una democracia contenida y diseñada desde Washington que veía con buenos ojos la elección de Juan Carlos de Borbón como nuevo rey. De hecho, es patente el vínculo entre la Masonería Borbónica Española y la americana, a través de los Caballeros de Malta (la ONG más antigua del mundo) con el fin de apadrinar al rey y conducir en control remoto la Transición. La Operación Tránsito establecía cómo tenía que actuar el nuevo Rey tras la muerte de Franco.
CIA-Mossad-PNV-ETA
Por otra parte, la CIA-Mossad-PNV montaron a finales de los años 50 un eficaz tinglado del terror, esquivando durante más de cinco décadas a los aparatos del Estado de Francia y España. Es desde la Escuela de idiomas Hyperion de París (primero llamada Agora), fundada en los setenta, donde se manejaron los hilos de la estrategia de tensión en Europa, mediante organizaciones europeas terroristas (RAF, IRA, Brigate Rosse, ETA). La falsa tolerancia de Francia sobre ETA ya se había puesto en práctica respecto a la organización italiana Brigadas Rojas cuyos integrantes huían a París después de cometer atentados en Italia. Este “santuario del terrorismo” parisino, asi como el barco de radioescuchas “Justine” al lado de la Escuela, en el río Sena y una villa situada en Rouen servían de cuartel general desde donde se diseñaba la planificación de los atentados que se iban a cometer en España.
El general Vernon Walters, subdirector de la CIA y hombre de confianza de Richard Nixon fue a hablar con Carrero Blanco para establecer los mecanismos de coordinación entre los servicios secretos de los dos países (SECED-CIA) mientras que el 14 de septiembre de 1972, en un hotel de Madrid, un desconocido entregaba al etarra Joseba Mikel Beñaran Ordeñana un mensaje mecanografiado sin remitente: “El almirante luis Carrero Blanco acude todos los días laborables a la misa de las 9 a.m. en la Iglesia de los Jesuitas (calle Serrano) frente a la embajada de los Estados Unidos. Lleva muy poca protección de escolta y recorre siempre el mismo camino”.
En este periodo, Joseba Iñaki Mujika Arregi (alias Ezkerra, por zurdo) ascendió a la jefatura en todas las instancias de decisión militar de la ETA. La CIA reorientó a ETA para que su plan de secuestro de Carrero fuese plan de eliminación, facilitó el hallazgo casual de un lugar para el atentado y puso el explosivo necesario. Un informe de los servicios secretos españoles asegura que el plástico y potentísimo explosivo utilizado fue el C4 que solo se fabricaba en Estados Unidos para el uso exclusivo de sus Fuerzas Armadas.
Mendizabal, Kissinger, Nelson, Arias Navarro
Empero, a esta decisión de asesinato se opuso el militar Eustakio Mendizabal Benito. Un soplo a la policía permitió su cerco en la estación de Algorta donde fue acribillado. En 1973, los etarras encontraron por casualidad el sótano del 104 de la Calle Claudio Coello que alquilaron. Aquello gracias a una misteriosa llamada con una buena oferta al dueño del sótano que le convenció de poner el cartel de alquiler. Los etarras abrieron un túnel desde el sótano para colocar los explosivos debajo del asfalto. Parece que la CIA puso el explosivo militar definitivo C4 cuando los etarras dejaron el sótano al aplazar el atentado para cuando el secretario de Estado americano Henry Kissinger iba a visitar España.
El 19 de diciembre de 1973, Carrero Blanco se entrevistó con el despiadado judeosionista y le explicó que España poseía yacimientos de uranio así como la tecnología francesa de la central de Vandellós para conseguir plutonio. Camuflado en la delegación de Kissinger vino también el jefe de Operaciones de la CIA: William E. Nelson. Tras la entrevista con Carrero, Kissinger se reunió con él en su embajada y suspendió su visita a Madrid de forma abrupta e inesperada. Un telegrama de Langley (sede de la CIA) le urgió a salir del país. Nelson (que sólo plantaba sus suelas en tal o cual país si había por medio una operación de cirugía delicada que él quisiera dirigir sobre el terreno) se quedó en Madrid. El 20 de diciembre de 1973, el coche de Carrero Blanco voló como consecuencia del efecto chimenea: una tremenda explosión vertical sin dispersiones.
El sucesor de Carrero fue precisamente el ministro del Interior Carlos Arias Navarro, y como tal, jefe de las fuerzas policiales: es decir el mismo que estaba encargado de velar por la seguridad de su jefe, cometido en el que fracasó estrepitosamente. El SECED ( precedente franquista del CESID y del actual CNI) estuvo durante más de 15 meses colaborando estrechamente en complicidad con la CIA para llevar a cabo este triste magnicidio, protegiendo a los terroristas.
"Es un secreto a voces que la más famosa de las acciones de ETA, la voladura del almirante Carrero Blanco, le fue puesta en bandeja por la CIA.
El 19 de diciembre de 1973 Carrero Blanco, presidente del gobierno y el hombre en que se habían depositado las esperanzas para la continuidad del franquismo, recibió la visita oficial del entonces secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger. Según todas las versiones el encuentro fue borrascoso y tras una agria discusión se separaron sin acuerdo.
El diplomático norteamericano no logró convencer a Carrero de la necesidad de introducir cambios SUSTANCIALES en el Régimen. ("exceso" en su defensa de la soberania nacional)
Carrero representaba un escollo para los planes estratégicos de la superpotencia norteamericana.
Detalles interesantes del atentado:
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Se oponía a la transición democrática considerada imprescindible por los EEUU, para reforzar su presencia en "el vientre blando de Europa"*; España, Portugal y Grecia debían transformar sus regímenes dictatoriales en democracias homologables con el resto de los países de la OTAN.(Estamos hablando de una epoca de tensión internacional, de un contexto historico en el que la CIA contacto con absolutamente todos los movimientos democristianos del mundo en busca de ayudas contra los movimientos comunistas)
Al día siguiente de la borrascosa entrevista con Kissinger, el 29 de Diciembre de 1973 un más que preciso atentado reivindicado por ETA acababa con la vida de Carrero Blanco- muy cerca de la embajada Americana.
Henry Kissinger, se entrevista con Carrero la víspera del atentado y la cita ha terminado como el rosario de la aurora: después de seis horas de conversación no hay acuerdo ni sobre las bases militares, ni sobre la transición con “asociaciones políticas” (la posterior “ventanilla Arias” con la que ya tragaba el PSOE), ni sobre el incipiente programa nuclear que se había iniciado tras incautar y examinar la bomba de Palomares.
La periodista Pilar Urbano escribiría años después más de cuatrocientas páginas para acreditar como la CIA permitió a ETA hacer su trabajo, convirtiendo una arriesgada “chapuza” en un “crimen perfecto”.
Los avisos respecto al posible atentado fueron además múltiples: los periodistas Carlos Estévez y Francisco Mármol relatan que un antiguo jefe del servicio secreto militar francés dio la noticia cinco meses antes del atentado.
Igualmente, el periodista Manuel Campo Vidal da el nombre de José Espinosa Pardo, agente de los servicios de información españoles condenado por el atentado al independentista canario Antonio Cubillo, que en otoño de 1972 avisó que ETA preparaba un atentado contra Carrero Blanco.
Las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado habían detectado una presencia inusual de miembros de ETA en Madrid. En varias ocasiones tanto la Policía como la Guardia Civil estuvieron a punto de detener al “comando”, pero órdenes superiores lo impidieron siempre.
La periodista Pilar Urbano también insiste en esta versión en su libro “El precio del trono”, como antes lo había insinuado el periodista Ismael Medina.
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Y España aprovecho los conocimientos para desarrollarla.....
Uno de los principales obstáculos para la estrategia de EEUU había sido eliminado...
Antes de continuar leamos un parrafo que nos ubique a nivel mundial:
En aplicación de la «teoría de los anillos marítimos», Estados Unidos procedió, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, a su despliegue geoestratégico según la configuración del mapa del almirante William Harrison, concebido en 1942 por la marina estadounidense con el fin de atenazar todo el mundo euroasiático, articulando su presencia en un eje basado en tres posiciones-bisagras:
el estrecho de Bering,
el golfo Pérsico y
el estrecho de Gibraltar,
con el objetivo de provocar una marginación total de África, una marginación relativa de Europa y confinar en un cordón de seguridad el «perímetro insalubre», constituido por Moscú, Pekín, Delhi e Islamabad, que alberga a la mitad de la humanidad, 3.000 millones de personas, además de la mayor densidad de miseria humana y la mayor concentración de drogas del planeta.
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ETA publicó después en Francia un libro "OPERACIÓN OGRO" en el que se detallaba la preparación del atentado informando que la "facilidad" de acabar con la vida de Carrero Blanco había sido "sugerida" a ETA por personas ajenas a la organización y que algunas de ellas eran "extranjeras".
Nadie puede creer que la CIA ignorara que a escasas manzanas de la embajada americana se preparaba un atentado de tal magnitud, y mucho menos cuando la visita de Kissinger había obligado a extremar las medidas de seguridad.
( 2 de Febrero , 2000 de la publicación DE VERDAD Beatriz Muñoz)
La oportuna bomba* de ETA facilitó el camino para la realización de los planes de EEUU.
Como comentario al margen podemos decir que Carrero Blanco admiraba a De Gaulle (tuvo varias atentados) y su defensa de la autonomia nacional, incluida la militar y energetica con la energia atomica.
http://www.solidaridad.net/noticias.php?not=1426
Es indudable que los autores materiales del atentado que acabó con la vida de Carrero Blanco pertenecían a ETA, sin embargo, es más difícil mantener que sólo la organización vasca estuvo implicada en su asesinato. Las ramificaciones del sumario 142/73 fueron ocultadas y se intentó simplificar las conclusiones del mismo atribuyéndolo simplemente a la organización terrorista. Según ese sumario 142/73, las investigaciones realizadas por seis periodistas y los propios protagonistas del suceso,
“La Operación Ogro”, como fue denominada por los integrantes del comando, implicó al menos a 30 integrantes de ETA que se estuvieron paseando por Madrid, de “fin de semana”, durante un año, como relata el periodista Manuel Cerdán, en su libro “Matar a Carrero. La Conspiración”. Y Eva Forest, miembro del comando, describe en su libro “Operación Ogro” que la idea de matar a Carrero Blanco fue “sugerida a ETA por personas ajenas a la organización y que algunas de ellas eran extranjeras”.
Nadie pudo aclarar quién era el misterioso personaje que entregó en el Hotel Mindanao, en la calle San Francisco de Sales, un sobre con información sobre las actividades rutinarias del presidente del Gobierno, a Argala, jefe del comando. Entre ellas, su asistencia diaria y metódica a la Iglesia en cuyas cercanías fue asesinado. ¿Hubo alguna fuga de información dentro del régimen?
“Las cosas van de mal en peor, Arias le quita el sueño, López Bravo no es leal y el Gobierno está lleno de traidores” –se quejaba Carmen Polo, la esposa de Franco, mientras que la de Juan Carlos entonaba otro tipo de quejas: “El almirante es la persona que va continuar el régimen, es la única persona que puede hacerlo. ¿Qué hubiera ocurrido si no hubiera sido asesinado?
No lo sabemos ni lo sabremos nunca, pero es posible que no hubiera dado paso al Rey”, elucubraba Sofía. Y lo confirma Juan Carlos, según Josep Ramoneda: “el rey Juan Carlos se me acercó a un palmo, como si fuera a hacerme una confidencia. Y me dijo: “Si esto no hubiera ocurrido tu y yo no estaríamos ahora aquí”. “Yo no, usted no lo sé”, contesté. “Yo tampoco”, me dijo. E insistí: “¿Por qué?”. “Porque las condiciones que Carrero me habría puesto yo no las habría podido aceptar”.
Pero la ruta diaria y la mínima escolta de Carrero Blanco lo desvela y proporciona un misterioso personaje a la escritora Eva Forest, pareja del dramaturgo Alfonso Sastre. Luego, por indicación de ésta, el etarra Argala, un bilbaíno de familia franquista, lo recibe por escrito en un sobre en la cafetería del madrileño Hotel Mindanao. El etarra se está quedando a dormir en casa del matrimonio formado por la actriz que trabaja en TVE,
Mari Paz Ballesteros, que se siente ingenuamente “la novia de la izquierda”, y el director de teatro Vicente Sainz de la Peña, un falangista que odia a Franco desde que siendo joven lo expulsaron de la Academia Militar por introducir un retrato del general en el water. También viven allí Juan Manuel Galarraga Pocholo, junto con “el Tanque” y “el Tupa”, que se dicen comunistas allegados a Eva Forest, la cual le ha confesado a la hospitalaria y candorosa actriz: “No te digo quienes son y mejor que no preguntes”.
Argala acude al Hotel Mindanao acompañado del etarra Wilson. Un hombre de unos 30 a 35 años, alto, moreno, elegante, con gabardina, traje gris oscuro, gafas y una cartera, sin decir una palabra, extrae un sobre cerrado, se lo ofrece a Argala, y, tras darle la mano, se va. Dentro hay una cuartilla escrita a mano y con mayúsculas:
“El almirante Carrero Blanco va todos los días a la misa que a las 9 de la mañana se celebra en la iglesia de San Francisco de Borja, sita en la calle de Serrano, frente a la embajada de los EE.UU, con poca escolta”. Posteriormente los dos etarras certifican que Carrero entra en la iglesia con un solo escolta (por entonces solo le acompañaba su conductor y un policía) y Argalallega incluso a comulgar detrás de él para comprobarlo.
Lo cierto es que, en efecto, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se ha entrevistado con Carrero la víspera del atentado y la cita ha terminado como el rosario de la aurora:
después de seis horas de conversación no hay acuerdo ni sobre las bases militares, ni sobre la transición con “asociaciones políticas” (la posterior “ventanilla Arias” con la que ya tragaba el PSOE), ni sobre el incipiente programa nuclear que se había iniciado tras incautar y examinar la bomba de Palomares. La periodista Pilar Urbano escribiría años después más de cuatrocientas páginas para acreditar como la CIA permitió a ETA hacer su trabajo, convirtiendo una arriesgada “chapuza” en un “crimen perfecto”.
Los avisos respecto al posible atentado fueron además múltiples: los periodistas Carlos Estévez y Francisco Mármol relatan que un antiguo jefe del servicio secreto militar francés dio la noticia cinco meses antes del atentado. Igualmente, el periodista Manuel Campo Vidal da el nombre de José Espinosa Pardo, agente de los servicios de información españoles condenado por el atentado al independentista canario Antonio Cubillo, que en otoño de 1972 avisó que ETA preparaba un atentado contra Carrero Blanco.
Las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado habían detectado una presencia inusual de miembros de ETA en Madrid. En varias ocasiones tanto la Policía como la Guardia Civil estuvieron a punto de detener al “comando”, pero órdenes superiores lo impidieron siempre. La periodista Pilar Urbano también insiste en esta versión en su libro “El precio del trono”, como antes lo había insinuado el periodista Ismael Medina.
Nada más suceder el magnicidio, la caja de seguridad que el presidente del Gobierno tenía en su casa fue inexplicablemente vaciada. Días después del atentando comenzó a instruirse un sumario que fue de una instancia a otra y desapareció. Quienes juraron que habían sido los ejecutores nunca fueron juzgados. Los periodistas Estévez y Mármol descubrieron que el sumario se encontraba en una caja de seguridad del Tribunal Supremo, tras una llamada telefónica anónima, y que el mismo estaba incompleto.
El 20 de Diciembre de 1973, en París, poco después del magnicidio, Álvarez de Sotomayor, ministro plenipotenciario de la embajada española en París, recibe una llamada a altas horas de la madrugada: su interlocutor es el comisario Botariga del DGSE (el Servicio de Inteligencia Exterior Francés). En ella le comunica que los terroristas de ETA, responsables del atentado, están en Francia y que podían ser detenidos. Sotomayor se lo comunica al embajador Cortina Mauri en ese momento; éste responde que no son horas y que ya habrá tiempo para realizar las gestiones. Sotomayor consigue el nombre de los terroristas del comisario Botariga y se lo comunica por la mañana al embajador. Este considera que el asunto no tiene trascendencia y que no lo va a comunicar a sus superiores en Madrid. En ese momento decide que va a tomarse unas vacaciones. En el último momento, Sotomayor consigue en el aeropuerto que Cortina Mauri firme un telegrama dirigido a Laureano López Rodó, ministro de Exteriores. Del documento cifrado, Sotomayor nunca recibirá una confirmación de la recepción. Cortina Mauri sería nombrado días más tarde ministro de Asuntos Exteriores.
Desaparecido Carrero de la escena, la CIA se dedica con ahínco a desarrollar su plan prediseñado para España: establecer un sistema “democrático” bipartidista que se integre en la OTAN. Este sistema implicaría, por un lado, a un partido democratacristiano y, por otro, a un partido socialdemócrata. Sin embargo, en la práctica, no existe un partido socialdemócrata español.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) había desaparecido prácticamente durante la dictadura y su ideología era marxista. La lucha contra la dictadura la ha dirigido el Partido Comunista de España. (PCE). En 1974 se produce la “refundación” del PSOE (PSOE-renovado) en Suresnes auspiciada por la CIA y el SPD alemán de Willy Brand. En este acto Felipe González Márquez alcanza la secretaría general del PSOE en contra del sector histórico de Llopis. Felipe González llegó a Suresnes escoltado por oficiales del SECED (el Servicio de Información creado por Carrero Blanco) que le había proporcionado el pasaporte. Años más tarde el PSOE renunciará a su carácter marxista en su Congreso Extraordinario de 1979, que era el propósito de la CIA.
El 23 de febrero de 1969, ante las Cortes Generales, el príncipe Juan Carlos había jurado los principios del Movimiento Nacional y es designado sucesor de Franco. Esta designación no está exenta de contrapartidas: una de las cuales fue que no pudo jurar la Constitución española porque habría sido perjuro. En marzo de 1971, tras su reelección, Nixon envió al agregado militar en Roma, el general Vernon Walters (después sería nombrado director adjunto de la CIA), con la misión de que comunicara a Franco que España era para ellos y la defensa de Occidente una posición estratégica y que no podían permitir la inestabilidad o un hipotético vuelco de la situación política del país. Los americanos estaban preocupados porque ni Franco, ni Carrero ni los sectores más duros del régimen estaban dispuestos a aceptar siquiera la creación artificial de una serie de asociaciones o partidos a la sombra del “deseo americano” para legitimar el régimen.
La idea de Walters y Nixon era la creación de una Ley de Asociaciones Políticas, ley que estaba bloqueada por Carrero Blanco. El almirante ya se había enfrentado al ejecutivo norteamericano cuando no permitió que las bases conjuntas hispano-norteamericanas en suelo español se usaran en apoyo a Israel en la Guerra del Yom Kippur. Carrero también se opone a que España firme el Tratado de Proliferación Nuclear (TPN), que según numerosos datos y tras obtener plutonio de la bomba caída en Palomares (Almería), le fue exigido por el Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, en su viaje a España, el 19 de diciembre, un día antes del atentado.
* Golpes democráticos
La existencia de regímenes fascistas en Portugal, Grecia y España, repudiados crecientemente por sus pueblos y sostenidos por Washington forman los puntos más inestables y potencialmente más vulnerables de lo que se denomina en la jerga diplomática internacional «el vientre blando de Europa».
En esta entrevista al coronel DIEGO CAMACHO nos puede ayudar a hacernos una idea de lo que ocurria durante esos años y tambien del GOLPE DEL 23F
Entrevista con el coronel Diego Camacho sobre el golpe de estado del 23-F from Rafael Palacios on Vimeo.
Portugal está abocado a una irremediable e inmediata derrota militar en sus guerras coloniales en África.
En Grecia, tras la invasión de Chipre por Turquía, el régimen de los Coroneles se enfrenta a un movimiento antinorteamericano agudizado por la implicación de Washington en la ocupación turca.
En España el régimen franquista se enfrenta con el «hecho sucesorio» en el marco de un creciente aislamiento interior y exterior.
En los tres países existen importantes fuerzas prosoviéticas como el PC portugués, el PC griego del Exterior y un sector del propio PC de España.
También en los tres países, Washington va a maniobrar para tratar de obtener una «salida» a los regímenes fascistas que salvaguarde sus intereses.
En 1974 un sector del generalato depone a la Junta Militar griega y llama a Karamanlis, exiliado en París una especie de Fraga griego cuyas excelentes relaciones con los EE UU son bien conocidas.
En diciembre del año anterior un «oportuno» atentado acaba con la vida del almirante Carrero Blanco, sucesor nombrado por Franco y esperanza máxima del régimen franquista para su continuidad tras la muerte del dictador.
Es sustituido por Carlos Arias Navarro, que era en ese momento ministro de Gobernación y por tanto máximo responsable de su seguridad personal.
Sólo dos meses más tarde, en febrero, el nuevo presidente de gobierno anuncia la «apertura» del régimen, el famoso «espíritu del 12 de febrero»..........
mas detalles en:
http://joanfliz.blogspot.com/2007/03/la-cia-en-espaa-libro.html
http://bloguay.com/patron1o/2009/03/01/la-relacion-entre-la-carrera-nuclear-espanola-y-el-asesinato-de-carrero-blanco/
En los servicios de espionaje del franquismo circuló la tesis avalada por un informe entregado al Fiscal del Tribunal Supremo Fernando Herrero Tejedor, acerca de la supuesta implicación de la CIA y la DIA (servicios civiles y militares norteamericanos, respectivamente). Curiosamente Herrero Tejedor, que era también ministro Secretario general del Movimiento, murió año y medio después en un extraño accidente de tráfico cuando un camión se echó encima de su vehículo en el kilómetro 108,400 de la carretera de Madrid a La Coruña, en el término de Adanero.
En el citado informe que circuló por los servicios franquistas y fue entregado al Fiscal General se daba cuenta de «la llegada a la base entonces norteamericana de Torrejón (Madrid) de diez minas terrestres anti-tanque procedentes de Fort Bliss» en EE UU.
La particularidad de estas minas era que iban provistas de sensores acústicos y electrotérmicos extremadamente sensibles, capaces de ser manejadas por control remoto tras detectar determinado calor o sonido.
Estas minas, extremadamente sofisticadas para la época no precisaban cables, y ya habían sido empleadas, aunque en una versión menos avanzada, en la defensa de Quang Tri (Vietnam).
Tras su llegada a Torrejón de Ardoz el paradero de los artefactos fue confuso, y a ciencia cierta nadie sabía donde se encontraban. El informe especulaba sobre la posibilidad de que fuesen destinadas para atentar contra algunas «altas personalidades», incluído el Jefe del Estado, general Francisco Franco. Sin embargo, en ninguno de los documentos que circularon antes del magnicidio se insinuaba la posibilidad de que el destinatario fuese el Presidente del Gobierno, Carrero Blanco.
Después del asesinato del Almirante en los mismos servicios secretos franquistas se avanzó que una o dos de las minas anti-tanques pudieron haber sido colocadas la noche anterior en el túnel que los etarras habían excavado en la calle madrileña de Claudio Coello 104, una vez que éstos habían dejado todo preparado para el día siguiente. Los servicios secretos norteamericanos, según esta hipótesis, seguían de cerca al comando etarra, y no les fue difícil añadir el mortífero y moderno artefacto, a las cargas convencionales de amonal colocadas por los terroristas vascos en el túnel.
Pero no fue ésta la única hipótesis que se barajó en el seno de los servicios secretos españoles de la época. Había quien pensaba que las informaciones que dieron lugar al documento procedían de los servicios de contraespionaje franceses (SDECE), que a la sazón estaban muy interesados en introducir una cuña política entre el régimen franquista y sus aliados norteamericanos, y de esta manera torpedear el «proyecto de transición» elaborado por Washington para el ya próximo fin del franquismo.
En octubre de 1970 el presidente norteamericano Richard Nixon visitó España y habló con Franco de encontrar un sucesor. Curiosamente dos meses después, se inició el proceso de Burgos que condenó a seis etarras a la pena capital, pero que les fue conmutada por el general. Y en 1973, pocos días antes del asesinato de Carrero Blanco, el Secretario de Estado Henry Kissinger hacía un alto en Madrid donde se entrevistaba con el presidente del Gobierno.
En esa época responsables de los servicios de información militares y de la Policía sostuvieron que la luz verde de hacer «volar» a Carrero la dio el propio Kissinger, cuando constató la divergencia de fondo entre el diseño de transición política propiciado por Washington y el continuismo tozudo del Almirante.
La propia organización terrorista ETA no ha contribuido precisamente a elucidar el misterio del atentado. Siempre ha aludido que estaba en posesión de una «garganta profunda», un «tercer hombre», del que nunca se supo la identidad, y que pudo haber trabajado para uno o varios servicios a la vez. Fue éste quien informó a ETA de los hábitos e itinerarios del Almirante, que facilitaron la organización del atentado.
Es más, tal como confesó la viuda de Carrero años después, la última llamada telefónica que recibió el Almirante la noche anterior fue del coronel Quintero, hombre de los servicios franquistas, quien le dijo: «Señor presidente, el comando está bajo control», aludiendo a un grupo que presuntamente trataba de atentar contra la vida del Presidente.
Comentario:
De hecho Carrero Blanco salto por los aires al dia siguiente de entrevistarse con el exnazi sionista Henry Kissinger (mkultra neocon) y apoyar la neutralidad española y apoyo a los paises arabes, el hecho de la neutralidad española en la guerra del Yom Kippur lo pago con un vuelo de unos cuantos pisos en coche.
Y es curioso porque una persona que era un especialista en fuerzas subversivas y que publicaba sus libros con el seudónimo Juan de la Cosa y tenia sus propios servicios de seguridad policial etc, luego tenia una protección que daba risa.
Se lo cargaron unos aficionaos.
La cia se lo cargó porque no querian una España neutral, el caso del genocidio de la colza tambien está relacionado con la lucha por entrar o no en la OTAN, igual que el golpe de estado del 23-F, es la historia de este pais, no se le permite ser neutral y abstenerse de las guerras en las cuales tenemos que participar por narices, pero el problema son las que van a venir, fuimos neutrales en las dos mundiales anteriores, pero en el futuro ya veremos...
OTRO ARTICULOS SOBRE EL TEMA:
La CIA utilizó a ETA para asesinar en 1973 a Luis Carrero Blanco, el primer presidente del gobierno nombrado por el dictador Francisco Franco. La conexión de la CIA con ETA fue facilitada por el Partido Nacionalista Vasco. Un informe de los servicios secretos españoles asegura que el explosivo utilizado era C4, “fabricado en Estados Unidos para el uso exclusivo de sus Fuerzas Armadas“.
Y además aumentaba la necesidad que el príncipe Juan Carlos tenía del apoyo de Washington. Estados Unidos establecía las condiciones de lo que iba a ser su intervención para conducir la transición después de la muerte de Franco.
Todo esto y mucho más es lo que cuenta Pilar Urbano en su libro El precio del trono, recientemente publicado.
Según Urbano, “Kissinger tenía que saber porque, como presidente ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional, no debía desconocer determinadas operaciones de alto calibre político si en ellas estaba incursa la CIA“.
Y añade que el atentado era “la utilización o dirección a distancia de unos elementos subversivos terroristas para ejecutar un magnicidio que fulminaría no sólo a un jefe de gobierno, también al sistema autoritario que él encarnaba“. Su conclusión es que “la CIA había intervenido en distintas fases del proyecto: propuso el objetivo Carrero, reorientó a ETA para que su plan de secuestro fuese plan de eliminación, facilitó el hallazgo casual de un lugar desde donde cometer el atentado y puso el explosivo necesario“. Poco antes de la voladura de Carrero, Kissinger había recibido el Premio Nobel de la Paz por las tramposas negociaciones sobre la guerra de Vietnam.
El relato que resumo a continuación es el que construye Pilar Urbano en su libro. En lo fundamental, confirma las denuncias de las investigaciones antifranquistas que se han acumulado desde entonces: la CIA intervino en el asesinato de Carrero y Estados Unidos apadrinó al rey Juan Carlos para conducir la transición imponiendo sus intereses. Pero la versión de Urbano añade la supuesta responsabilidad personal de Kissinger. Y nos hace plantearnos la pregunta imprescindible: ¿por qué una periodista del Opus, bien relacionada con la familia real y con la política estadounidense, denuncia de manera contundente la implicación de la CIA en el asesinato de Carrero y la intervención de Estados Unidos para diseñar y manejar la transición con la complicidad de la monarquía?
El libro de Pilar Urbano se presenta como una narración sobre lo que le costó a Juan Carlos el acceso al trono, pero casi la mitad de sus 834 páginas están dedicadas a los motivos y a los procedimientos para el asesinato de Carrero.
Coincide en su aparición con las memorias del general Manuel Fernández-Monzón Altolaguirre, que fue agente de los servicios secretos de Carrero y enlace con la CIA. El militar escribe lo siguiente:
“No es verdad todo lo que se ha dicho de la transición. Como eso de que el rey fue el motor del cambio. Ni Suárez ni él fueron motores de nada, sólo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido al otro lado del Atlántico.
Todo estuvo diseñado por la Secretaría de Estado y la CIA.
A los norteamericanos sólo les hemos interesado por nuestra posición estratégica. Estados Unidos quería tener la seguridad de que, con el final del franquismo, aquí no iba a pasar nada que estuviera fuera de su control. Los ejecutantes del atentado contra Carrero son etarras, eso está claro, pero ¿quién lo pone en marcha? Quizá alguien pensó en la CIA que Carrero podía ser un obstáculo y era mejor suprimirlo“.
Kissinger
El almirante Luis Carrero Blanco, vicepresidente del gobierno, acude todos los días laborables a la misa de las nueve de la mañana que se celebra en la iglesia de los jesuitas situada en la calle de Serrano, frente a la embajada de Estados Unidos. Lleva muy poca protección de escolta y recorre siempre el mismo trayecto.
ETA decidió secuestrar a Carrero y Joseba Iñaki Mujica Arregi, Ezkerra, se ofreció para dirigir la operación. Se había incorporado a ETA con quinientos compañeros de las juventudes del PNV. Según Urbano, la CIA orienta a ETA hacia Carrero a través de los servicios secretos del PNV que mantenían una comprobada relación con las agencias de seguridad de Estados Unidos desde las vísperas de la segunda guerra mundial. La conexión se establecía mediante “personas de arraigada confianza para la CIA que eran también de arraigada confianza para ETA“.
Ezkerra propone convertir el secuestro en asesinato pero se opone el jefe militar Eustakio Mendizábal Benito, Txikia. Un soplo a la policía permite el cerco a Txikia en la estación de Algorta y lo acribillan cuando intenta huir. Los etarras encuentran por casualidad el sótano que alquilan en la calle de Claudio Coello. El dueño lo tenía en abandono pero una misteriosa llamada, con una buena oferta que luego se desvanece, lo convence de ponerle el cartel de alquiler que los etarras descubren en la zona por donde buscaban. En la ruta de Carrero. Siempre la misma.
Abren un túnel desde el sótano para colocar los explosivos debajo del asfalto. El 20 de diciembre de 1973 el coche de Carrero vuela como consecuencia del efecto chimenea: una tremenda explosión vertical sin dispersiones en ataque directo contra el objetivo.
Lo que se había utilizado era C4, un potentísimo explosivo plástico que “sólo se fabricaba en Estados Unidos para el uso exclusivo de sus Fuerzas Armadas“.
El relato de la periodista sugiere que la CIA cambió el explosivo del túnel cuando los etarras dejaron el sótano sin vigilancia al aplazar el atentado por la visita de Henry Kissinger.
Camuflado en la delegación del Secretario de Estado, vino a Madrid el Jefe de Operaciones de la CIA, William Nelson.
Con él se reunió Kissinger en su embajada después de una larga sesión con Carrero en la que le impuso el compromiso de mantener un secreto total sobre la conversación. Urbano cuenta que en ese encuentro Carrero se mantuvo en su posición de no renegociar el acuerdo sobre la utilización de las bases militares en España si no se establecía un tratado bilateral de defensa mutua con Estados Unidos. Y le advirtió a Kissinger que, si la OTAN no quería a España por la dictadura de Franco, no le quedaría otra posibilidad que aceptar la propuesta de Francia para compartir la fabricación de armamento nuclear. Según Urbano, Carrero le entregó a Kissinger un informe de la Junta de Energía Nuclear explicandole que España tenía yacimientos de uranio y la tecnología francesa de la central de Vandellós para conseguir plutonio.
Nixon le planteaba a Franco dos posibilidades: entronizar a Juan Carlos y quedarse al mando de las Fuerzas Armadas o nombrar a un presidente del gobierno que sintonice con el príncipe. Franco nombró presidente del gobierno al almirante Luis Carrero Blanco. Para Estados Unidos, era un obstáculo en la dominación militar y un cerrojo para la democratización. Sin Carrero, bases sí y OTAN también. Sin Carrero, una democracia contenida y diseñada por Washington. Sin Carrero, un Juan Carlos entregado a Estados Unidos como precio del trono. Cuando Ford visitó Madrid, el príncipe Juan Carlos le anticipó al embajador Wells Stabler lo que le iba a decir al presidente, “que él estaba al margen de la interminable negociación de las bases y que, cuando reinara, estrecharía mucho más los vínculos con Estados Unidos porque consideraba crucial esa relación para la política exterior española“.
En 1973, con los sucesivos cambios en la CIA, Walters ocupó durante dos meses el puesto de mando en la agencia. En ese periodo de dirección interina, Ezkerra ascendió a la jefatura en todas las instancias de decisión militar en ETA y la operación se reorientó de secuestro a asesinato. A Ezkerra, que nunca fue acusado por el asesinato de Carrero, lo detuvieron en 1975. Dos años después lo sacaron de la cárcel para enviarlo temporalmente a Oslo por presiones del PNV y finalmente lo acogió la amnistía general.
En octubre de 1947, el general Marshall, Secretario de Estado, le llevó al presidente Truman un informe de su gabinete de planificación política sobre las relaciones con España. Una nueva orientación se desarrolló desde entonces: Dejemos de manifestarnos abiertamente hostiles con el régimen de Franco y trabajemos de ahora en adelante para normalizar con sutileza las relaciones políticas y económicas. En 1968 los que Urbano denomina los señores de los hilos, el Club Bilderberg y el Consejo de Relaciones Internacionales, a los que se añadiría en 1975 la Comisión Trilateral, decidieron que Juan Carlos debería ser designado sucesor. Así lo hizo Franco en 1969. Los señores acordaron también hacerle al príncipe un seguimiento durante cinco años.
En 1973 anunciaron que “está perfectamente preparado para reinar“.
Durante la agonía de Franco, el embajador Wells Stabler le presentó a Juan Carlos un guión para el cambio, aprobado por Kissinger. “Los señores de los hilos —asegura Urbano— le marcaban los límites en el escenario, en los actores, en el ritmo de la acción y en el libreto que debía interpretar“. Estados Unidos —añade— “decidió que en España apoyaría un cambio de régimen hacia la democracia sin prisa, gradual y parsimonioso“.
Asesinado Carrero, el embajador en Madrid le escribía a Kissinger que “no tenía carisma ni afecto popular y nadie se ha sentido afectado por su muerte“. Y el comentario de un importante portavoz de esa representación diplomática, también vinculado personalmente con Kissinger, estremecía a un destacado representante del ministerio español de Asuntos Exteriores: “No quiero que suene brutal pero … un estorbo menos para la apertura de España y, por deplorable que sea un asesinato, lo cierto es que ETA os ha hecho un gran favor“.
FUENTE http://www.cronicapopular.es
LA CIA FACILITA Y PATROCINA EL TRABAJO DE ETA ¡¡¡:
apuntes al margen:
La bomba atómica española
Franco y Carrero Blanco inauguran el Centrro Nacional de Energía Nuclear Juán Vigón |
En 1963, el entonces director de la JEN, el ingeniero y almirante de la Armada José María Otero Navascués, encargó un estudio sobre las posibilidades reales que tenía nuestro país de construir una bomba atómica sin alertar a la comunidad internacional. Esta responsabilidad recayó en el catedrático de Física Nuclear y general de Aviación, Guillermo Velarde. Los primeros resultados fueron un fiasco. Los especialistas del JEN (todos militares) se manifestaron incapaces para saber los detalles técnicos para la fabricación del artefacto y, sobre todo, cómo obtener el plutonio necesario.
Tres años después, sin embargo, el accidente de un avión norteamericano en la localidad almeriense de Palomares al perder sobre territorio español cuatro bombas de hidrógeno, supuso un nuevo impulso al proyecto. Los técnicos españoles, encabezados por Velarde, encontraron en la zona restos de la bomba y de los detonadores que les permitieron resolver las muchas dudas que albergaban.
En el universo geopolítico de la época, poseer la capacidad técnica para fabricar la bomba, significaba detentar un estatus especial.Y Franco lo sabía. Con espinas clavadas como el mantenimiento de la posesión británica de Gibraltar o el eterno "fantasma" que suponían las aspiraciones marroquíes por recuperar las plazas de Ceuta y Melilla, los sucesivos gobiernos se negaron a firmar el Tratado de Proliferación Nuclear (TNP) que obliga a los países signatarios a renunciar indefinidamente a las aplicaciones militares de la energía nuclear.
Una de las bombas de Palomares |
El primer documento oficial donde se reconoce la capacidad española para fabricar la bomba atómica data de 1967, y se trata de una circular interna del Ministerio de Asuntos Exteriores a varias de sus embajadas en el extranjero.
Al año siguiente, se instala en la sede de la JEN, en la Ciudad Universitaria de Madrid, el primer reactor rápido nuclear español, el Coral-1, con capacidad para trabajar con plutonio de grado militar. Estos reactores rápidos funcionan con este material o con uranio enriquecido al 90% (U-235) y los residuos siguen conteniendo casi tanto combustible como el que queman. Los primeros gramos de plutonio, los únicos en el mundo que no fueron fiscalizados por la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica, encargada de velar por la no proliferación), vieron la luz 12 meses más tarde, en 1969, en el más absoluto de los secretos. El sueño español ya era una realidad.
Ya en la década de los 70, la carrera española en busca de «la madre de todas las bombas» se disparó definitivamente. En 1971, el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), elaboró un informe confidencial en el que señalaba en sus conclusiones que «España podía poner en marcha con éxito la opción nuclear militar». Según este estudio, nuestro país podía dotarse rápidamente su propio armamento nuclear utilizando las instalaciones de las que ya disponía. Se subraya la importancia de la central de Vandellós como fuente de plutonio militar. Por último, el estudio indicaba la posibilidad de realizar la primera prueba nuclear en el desierto del Sáhara, con un coste aproximado de 8.700 millones de pesetas de entonces.
La obtención del plutonio suficiente para construir la bomba (6 kilos), en un país cuyo subsuelo contenía las segundas reservas de uranio natural de Europa, ya no era una utopía. Se daba la particularidad de que la central de Vandellós I, la misma que sufrió un accidente en 1989, era de tecnología francesa y utilizaba uranio natural. Además, sus residuos eran ideales para ser reprocesados y obtener más combustible. En aquella época Francia, como potencia atómica, no permitía a la OIEA inspeccionar sus instalaciones nucleares. La central se inauguró después de un acuerdo de colaboración firmado entre Carrero Blanco y su admirado general De Gaulle.José María de Areilza, entonces embajador español en París, fue el encargado de negociar los términos de la cesión del uso de la central a espaldas siempre del amigo americano.
Pocos días antes de ser asesinado, Carrero Blanco mantuvo una entrevista con el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, sobre este tema. El almirante siempre mimó este proyecto obteniendo recursos económicos de los que no disponía. Según algunos informes confidenciales desclasificados por el Servicio de Inteligencia Militar de EEUU, España estaba almacenando plutonio para fabricar una bomba nuclear, desviándolo de los controles de la OIEA. Se dice que así se lo manifestó Carrero a Kissinger.El secretario de Estado, aunque no consiguió que España firmase su adhesión al TNP, sí se llevó clara una idea: la confirmación de la voluntad nuclear con fines militares de Franco hacía necesario un «estrecho control» sobre estas actividades .
Pero los que creían que la muerte del dictador iba a suponer un cambio significativo de la postura pronuclear española se equivocaron. Las presiones norteamericanas, ya con James Carter como presidente para que España firmara el TNP continuaron.Sin embargo, en 1976, el ministro de Asuntos Exteriores hispano, José María de Areilza, volvió a reconocer que nuestro país estaría en condiciones de fabricar la bomba «en siete u ocho años si nos pusiéramos a ello. No queremos ser los últimos en la lista».
Las dudas se hicieron mucho más intensas cuando en 1977 se conoció públicamente el alcance tecnológico de las instalaciones nucleares previstas para el llamado Centro de Investigación Nuclear de Soria (CINSO), en la localidad de Cuba de la Solana. «El proyecto se aprobó 45 días después de la muerte de Franco en un Consejo de Ministros presidido por Arias Navarro. Los investigadores norteamericanos se asustaron al averiguar que en la planta piloto ideada para convertir el uranio en plutonio se podían hacer 140 kilos al año. El entonces ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, fue uno de los grandes impulsores de este plan gracias a las simpatías que gozaba por parte de altos mandos militares formados desde los años 50 para este fin», asegura Ladislao Martínez, portavoz de Ecologistas en Acción.
Pero Jimmy Carter no estaba dispuesto a que un nuevo país se sumara a la carrera armamentística que él trataba de frenar.Por eso, en sus cuatro años de mandato (1976-1980) emprendió una auténtica campaña contra los estados que no habían suscrito el TNP. Además, Estados Unidos estaba obsesionado con que la OIEA inspeccionara las instalaciones sospechosas españolas: en caso de impedir esta inspección, EEUU congelaría las exportaciones de uranio enriquecido a nuestro país, lo que supondría el parón industrial de las centrales nucleares civiles que ya funcionaban.
Finalmente, el 1 de abril de 1981, España acabó aceptando las condiciones impuestas por los norteamericanos y firmó un acuerdo de salvaguardias con la OIEA para someter estas instalaciones a verificación constante. Curiosamente, esta decisión fue adoptada el 23 de febrero anterior, el mismo día de la intentona golpista del teniente coronel Tejero. Esta decisión supuso la última oportunidad española por dotarse con armamento nuclear propio. La firma del TNP en 1987 por parte del Gobierno de Felipe González, se considera algo ya puramente simbólico. España había dejado de jugar a la bomba atómica en un mundo donde de lo que se hablaba ya era de la Guerra de las Galaxias...
Fuente: Vicente Garrido, Profesor de Derecho Internacional para El Mundo.
oTRAS VISIONES :
”“El mayor apoyo y aporte de ayuda lo tuvo la organización terrorista ETA, en sus orígenes y principios, a partir del mismo embrión EKIN del 52, en los conventos, iglesias, capillas, sacristías, monasterios, confesionarios, oratorios, casas de ejercicios, ermitas, residencias religiosas, seminarios y colegios vascos… El respaldo definitivo venía precisamente de losjesuitas por ser ellos los que, a su vez, controlaban mayoritariamente la Acción Católica vasca”
La CIA habría estado detrás del asesinato del que fuera presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco debido, entre otros motivos, a su oposición a entregar el Sáhara a Marruecos, según el libro de Eduardo Soto-Trillo “Viaje al abandono. Por qué no permiten al Sáhara ser libre”.
Estados Unidos consideraba a Carrero un estorbo para sus intereses en este y otros asuntos, y que lo constató su secretario de Estado Henry Kissinger en la reunión que mantuvo con él en Madrid el 19 de noviembre de 1973.
Un día después, el almirante fue asesinado por ETA en un atentado que recuerda que tuvo lugar muy cerca de la embajada estadounidense, donde asegura que la estación de la CIA, dotada con equipos de alta tecnología, podría haber detectado movimientos extraños como la excavación del túnel en el que se colocó el explosivo contra Carrero.
http://www.saharalibre.es/modules.php?name=News&file=article&sid=4539
La historia secrtea d eEspaña, De cómo la cia elimino a Carrero y nos metió en Irak.
http://www.planetadelibros.com/de-como-la-cia-elimino-a-carrero-blanco-y-nos-metio-en-irak-libro-49801.html
Este libro “Todos quieren matar a Carrero”, eso dentro del régimen, fuera mucho más, todos traidores, masones, deseosos" de autonomía, al servicio de los EEUU, hasta las agencias rusas denunciaron que los yanquis se habían cargado a Carrero porque quería una política de neutralidad y colaboración y no ser esclavos de la OTAN .
http://findesemana.libertaddigital.com/todos-quieren-matar-a-carrero-1276239466.html
La política de desarrollo de armas nucleares por parte de España consistía en garantizar una fuerza de disuasión suficiente para asegurar a nuestro pais no ser agredido. Y luego la política de neutralidad militar internacional y colaboración económica.
Esto es lo que hace un político que quiere a su pais. Suarez tambien intentó seguir esa linea y lo envenenaron, ahí está echo un vegetal. cuando por fin colocaron a los socialistas, había prisas, con golpe de estado incluido para poner al Felipe, lo primero que hicieron fué, por todo el morro, meternos de cabeza en la OTAN, y firmar el acuerdo de no proliferación nuclear.
Estos son los perros de USA, Zp acaba de meternos en un lio con Rusia, desde que ha metido 1500 americanos más en Cadiz, sin referendun, ni debate, ni nada., Son esbirros de Sión.
http://politica.elpais.com/politica/2011/10/06/actualidad/1317899277_006380.html
recordar los atentados del Scala de Barcelona y los de Montejurra 76, que fueron organizados por la policia y el ministerio del interior para acabar en un caso con los anarquistas y en el otro con los carlistas,....asi se quedaban solos la cia y mossad ...
http://www.democracianacional.org/dn/modules.php?name=News&file=article&sid=223
Carrero Blanco:
Firme partidario de una política de neutralidad armada como modo de evitar la intervención española en la Segunda Guerra Mundial en su versión de escritor bajo el seudónimo de Juan de la Cosa
.......... Juan de la Cosa pudo ser un personaje histórico, como también fue el nombre de un grupo esotérico.
Una anécdota que puede ser algo más que una curiosidad: al general español Carrero Blanco se le conoce vulgarmente por su destino y por ser uno de los generales favoritos del dictador Francisco Franco.
Y algo más: el español medio piensa en Carrero Blanco como un general que, de una u otra forma, obtuvo su merecido.
Sin embargo, Carrero Blanco fue un brillante escritor esoterista que firmaba sus escritos con el nombre de Juan de la Cosa.
Y al parecer, cuando le preguntaban porqué firmaba con ese seudónimo, él se limitaba a responder que no era un seudónimo. (Esto puede guardar relación con el mapa).
El rey y Suárez, meros interpretes
En El sueño de la transición (La Esfera de los Libros), Fernández-Monzón sostiene que fueron los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Alemania y de España los productores de una transición que tan sólo interpretaron a la perfección el rey Juan Carlos y Adolfo Suárez. De hecho, el general asegura que ni Juan Carlos I ni Adolfo Suárez tuvieron nada que ver en la previsión, preparación y diseño de la transición del franquismo a la democracia.
Un guión made in USA
“El guión se produjo, se diseñó, se elaboró y se concretó hasta el más mínimo detalle a partir del 27 de febrero de 1971, cuando visitó España el general Vernon Walters como embajador volante del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon”, apunta Monzón en la obra editada por La Esfera de los Libros.
¿Confiaba Franco en el rey?
En este proceso, fue el presidente del Gobierno franquista desde el 9 de junio de 1973 hasta su asesinato el 20 de diciembre de ese mismo año, Luis Carrero Blanco, el “líder de la pretransición”. Según Fernández-Monzón, “el principal objetivo político de Carrero blanco fue conseguir el nombramiento de Juan Carlos de Borbón como príncipe de España”. En este contexto, el general se pregunta si confiaba tanto Franco en Juan Carlos. Su respuesta es tajante: “Yo creo que no. Confiaba en el sistema monárquico, que había durado mil años, y pensaba que por algo sería”.
“Vinculación masónica del rey”
Precisamente, respecto a la reinstauración de la monarquía en noviembre de 1975, Monzón desliza una hipótesis hasta ahora desconocida: la posible vinculación masónica del rey Juan Carlos. “Pienso a veces malévolamente el algún vínculo masónico. Si no, no comprendo por qué todo fue negociable, todo discutible, de todo se pudo hablar, menos de esto. ¡En aquel entonces, cuando Juan Carlos no era querido, ni respetado y además era joven!”, escribe Fernández-Monzón antes de desvelar que tuvo ocasión, porque se lo “trajeron los alemanes después de morir don Juan padre, de ver la fotocopia de una publicación en la que figuraba la incorporación suya (en referencia al rey Juan Carlos I) a la logia Royal Alfa de Londres, apadrinado por el duque de Kent y por el rey Alejando de Yugoslavia”.
Sorprendido ante el apoyo al “rey de Franco”
Aunque el general no es capaz de concretar la influencia exacta que tuvo el “apoyo masónico al rey Juan Carlos”, reitera su sorpresa ante el hecho de que el único “eje intocable” de toda la transición fuesen la monarquía y el rey de Franco. “No lo he entendido nunca. Porque cuando todo el mundo se está moviendo en coordenadas no solo democráticas, sino suprademocráticas y excesodemocráticas, tener un jefe de Estado que es el rey de Franco, y que se obligue a todo el mundo a tragárselo desde el principio, y que todo el mundo se lo trague, Felipe con más entusiasmo que Carrillo, pero todos, absolutamente todos, resulta sorprendente”.
Terrorism experts have obtained Spanish government documents indicating how the CIA supplied sophisticated explosives to ETA terrorists during the assassination of Admiral Luis Carrero Blanco in 1973. Police and military information sources have stated that "Kissinger himself gave the green light."
A JackBlood.com Special Report By Mario Andrade
More than 30 years after the horrific assassination of Admiral Luis Carrero Blanco in Spain, no one had known the exact details about the attack. Government officials had only speculated that ETA was behind the bombing that took his life. However, new revelations point out that ETA terrorists, assisted by the CIA carried out the sophisticated bombing that ended the life of Francisco Franco’s handpicked successor to power in 1973.
A few hours after the bombing, the initial police reports indicated that the assassins had dug a tunnel under the street where the admiral used to drive to and from church. The explosives were detonated by remote control as his car was driving over the tunnel. The admiral was on his way home from attending church services. Suddenly, a massive explosion hurled his vehicle more than 100 feet and landed on the second floor terrace of one the church buildings. No one had admitted carrying out the attack at that time. Police said the killers triggered the bomb from a nearby basement in what appeared to be a very sophisticated assassination.
But according to Journalists Enrique Montánchez and Pedro Canales, their newspaper “La Razón” has obtained secret government documents that tell the rest of the story. “Previously, many different theories and versions of the story didn’t fully explain the murder of Admiral Carrero,” they say in one of their recent articles. Finally, 30 years after the sophisticated assassination, they have had access to secret government documents prepared and drafted during Franco’s regime. These memos and reports point out to the CIA’s involvement in assisting ETA in Carrero's assassination plot in order to put an end to what was considered at that time, a continuity of Franco’s government with Carrero in power. One of the documents stated that the Americans brought several mines from Fort Bliss, which they would later be issued to Basque separatists.
The information comes from a government report submitted to District Attorney Fernando Herrero Tejedor, in which the details of the CIA’s involvement in the terrorist act were mentioned, as well as an alleged American military participation. However, District Attorney Herrero died under mysterious circumstances a year and half later in a strange traffic accident, in which a large truck hit his car on a highway between Madrid and La Coruña.
The government report mentioned the arrival of a shipment from Fort Bliss, containing 10 anti-tank mines, delivered to the American Military Base of Torrejón, in Madrid. At the time, these alleged mines were extremely sophisticated. Although they were capable of being detonated by remote control, they were wireless, unlike conventional explosives requiring cables connected to a detonator. The report speculated that the mines would potentially be used for political assassinations, including a possible attempt to kill Franco himself. But the intelligence analysts at the time never expected they would’ve been used against Carrero, according to the report.
After the Admiral's murder, Franco’s secret service came to an official conclusion that at least one or two of the anti-tank mines were placed in the tunnel the night before the bombing. The entrance of the tunnel was located at 104 Claudio Coello Street in Madrid, near the San Francisco de Borga Church, where Carrero Blanco had just been attending mass. According to the report, CIA operatives had been following the ETA terrorists, and it wasn’t difficult for them to place the mines next to the conventional explosives left by ETA inside the tunnel.
But not all of Franco’s intelligence services believed in what was mentioned in the report. Some believed the information was fabricated by French Counterintelligence in order to drive a political wedge between the Franco Regime and the United States. Therefore, France would destabilize the “government transition project” proposed by Richard Nixon and accepted by Franco himself.
In October of 1970, President Richard Nixon visited Spain and spoke with Franco about finding a successor and form a new government in what was known as “the Burgos talks,” named after the town of Burgos. But surprisingly, two months later, there was a trial in Burgos involving six alleged ETA terrorists that ended by sentencing them to death.
The trial created tensions between the government and the Basque separatists. Nevertheless, Franco commuted their death sentences. But interestingly enough, a few days before Carrero’s murder in 1973, then secretary of State Henry Kissinger made a visit to Madrid, where he supposedly met with Spanish government officials. According to Franco’s intelligence service and police reports, it was during that time when Kissinger “gave the green light” for the bombing to go forward.
Apparently, the Admiral was too much of a nationalist and a hard-liner, and he had to be taken out in order to prevent what would’ve been considered “a continuity of Franco’s government”. Prior to his assassination Carrero Blanco became premier in June of 1973, shortly after Franco stepped out of his duties of chief of state and head of government. Carrero was known for his influence and contacts with monarchist groups, his appointment was generally regarded as a step toward Franco's planned restoration of the monarchy under Juan Carlos.
According to Journalists Enrique Montánchez and Pedro Canales, ETA itself doesn’t provide many details about the mysterious bombing. They always mention that the organization itself was under the control of a ‘deep throat,’ a third man whose identity was never known to them. They were compartmentalized. They say that the mystery man could have been working for both sides, since he provided ETA with the exact details about Carrero’s daily schedules and itineraries, which were crucial in the planning of his assassination.
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