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NO TENGAS MIEDO - MÉDICOS POR LA VERDAD - Todo es una inmensa mentira

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EL ENCIERRO DE SOCIEDADES ENTERAS FUE UNA DECISIÓN CATASTRÓFICA QUE CAUSÓ UN DAÑO ENORME Y NINGÚN BENEFICIO

Expertos de prestigio dicen que el Sars-Cov-2 no es un virus asesino y denuncian la campaña mediática para crear miedo








“La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica, porque destruye los cerebros”. 
Son palabras que Noam Chomsky pronunció hace años, pero que estos días adquieren un valor renovado por las bombas de racimo que día a día nos lanzan los medios de comunicación al servicio del sistema a propósito de la pandemia política. Me veo obligada a decir, una vez más, que estamos ante una crisis política, no sanitaria
Lo venimos advirtiendo hace tiempo, no porque seamos adivinos, sino por el mero análisis geopolítico de los acontecimientos. No hace falta saber mucho de virus para deducir que toda esta situación no es sino un escenario ad hoc para la actuación del cuadro de actores dirigidos por los ejecutores del Nuevo Orden Mundial. 
¡Es hora de despertar!

A lo largo de estos meses, hemos criticado en cada artículo las dosis de miedo insuflado en vena, día tras día, hora tras hora, con el número de muertos, la peligrosidad del Sars-Cov-2, responsable de la Covid-19, el uso de la mascarilla, el confinamiento, y los partes de guerra con señores de uniforme y galones para amenazarnos desde todos los ángulos: con la enfermedad y la muerte por un lado, y la policía y las multas por otro. Solo nos quedaba aplaudir por el balcón y ser obedientes para obtener el título de buen ciudadano, como en la hipotética república platónica o en la actual China totalitaria. ¡Es hora de despertar!

A estas alturas, no deben cuadrarles las cuentas y andan buscando contagiados y asintomáticos, señalando sospechosos y confinando edificios para mantener viva la mentira. 
Incluso han enviado al ejército, no sé si con tanques o solo con los fusiles. El caso es crear noticia y que el miedo no decaiga. Por eso la amenaza constante del rebrote y de otro posible confinamiento, cosa que, salvo algunos grupos “despiertos”, muchos ciudadanos están pidiendo a gritos para sentirse a salvo. Es la prueba de que la sociedad está muy enferma, sumida en la ignorancia, contagiada de otro tipo de virus, aparte de padecer un síndrome de Estocolmo agudo. ¡Es hora de despertar!

En estos meses extraños, paralelamente a nuestra visión de los hechos hemos ido dando opiniones de expertos, no de los expertos al servicio del sistema y los gobiernos de turno, sino expertos de verdad que solo se deben a su código deontológico y a la verdad. Ellos han ido dando a lo largo de estos largos meses, su visión científica –no interesada— sobre el uso de mascarillas, las cuarentenas y los confinamiento masivos, la psicosis colectiva, el miedo infundado, la letalidad del virus y la campaña de desinformación de los medios de comunicación. Vamos a refrescar estas ponderadas opiniones, que si bien ya nos hicimos eco de ellas y haber sido publicadas en otros medios, nunca está de más una pincelada de cordura, en medio de tanta sinrazón. Vamos con el panel de expertos:


Klaus Püschel, Jefe de Medicina Forense del Hospital Universitario Hamburgo-Eppendorf nos impresionó por sus palabras contundentes en dos entrevistas en sendos programas prime time de dos cadenas de TV de Alemania. El doctor, a diferencia de lo ocurrido en otros lugares, entre ellos España, hizo autopsias a todos los muertos con el virus en Hamburgo. Su conclusión es que la Covid-19 es una enfermedad mortal solo en casos excepcionales. En la mayoría de ellos es una infección viral mayormente inofensiva. Cuando la periodista de televisión le preguntó qué había encontrado en los cuerpos muertos por Covid-19, contestó con rotundidad que en el cien por cien de los casos había encontrado las patologías serias preexistentes que produjeron la muerte de los pacientes. Explicó que es completamente inapropiado hablar de un virus asesino o decir que esto es como una guerra. Asegura que el coronavirus está afectando a la sociedad de una manera completamente inapropiada y exagerada. “Es el miedo lo que siempre carcome a las almas”, dice, y añade que no tenemos que estar especialmente atemorizados, ya que hay muchos otros peligros normales en la vida que nos afectan mucho más.


El profesor Joel Kettner dijo al respecto en una entrevista en la CBC: “Nunca había visto algo así, nada parecido a esto. No estoy hablando de la pandemia, porque he visto unas treinta, una cada año, se llama gripe… y otros virus de enfermedades respiratorias que no siempre sabemos cuáles son, pero nunca he visto esta reacción y estoy tratando de entender por qué. El profesor Kettner es Director Médico del Centro Internacional de Enfermedades Infecciosas de Manitoba y exdirector de Salud Pública.


El profesor Knut Wittkowsky es un destacado epidemiólogo de Alemania, que fue durante veinte años jefe de Bioestadística, Epidemiologia y diseño de investigación en el Centro de Ciencias clínicas y relacionales en la Universidad Rockefeller, aparte de haber trabajado durante quince años con Klaus Dietz, destacado epidemiólogo de la Universidad de Tubinga. 
El profesor Wittkowsky fue de los primeros en decir que el peligro del Sars-Cov-2, causante de la Covid-19 es comparable al de una gripe. Sobre la cuarentena, dice que aparte de que el pico ya se había superado en la mayoría de los países antes de encerrar a los ciudadanos, insiste en que el encierro de sociedades enteras fue una decisión catastrófica que causó un daño enorme y ningún beneficio, puesto que todas la medidas fueron contraproducentes, y añade que en lugar de cuarentenas, distanciamiento social, cierre de escuelas, mascarillas, pruebas masivas y vacunas, la vida debería haber continuado con normalidad para desarrollar la inmunidad de la población lo más rápido posible. Apunta que la medida más importante es la protección de los hogares de ancianos. Preguntado sobre la vacuna dice que no es necesaria.


La opinión del profesor Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de enfermedades infeccionas de la Universidad de Minnesota es muy similar. Insiste en que hay que proteger solamente a los vulnerables y dejar que el resto de la población con riesgo prácticamente nulo continúe con su ritmo normal de vida y vaya generando la llamada inmunidad de rebaño. Dice que la idea del confinamiento es insostenible y perjudicial.

Klaus Kohnlein, médico internista de la Universidad de Kiel, Alemania, declaró que las pruebas PCR no son fiables –como hemos apuntado en un artículo anterior— y asegura que son usadas para alimentar la falsa pandemia. Es autor del libro, publicado en 2007, Virus Mania. How the Medical Industry Continually Invents Epidemics, Making Billion-Dollar Profits at our Expense (Virus manía. Cómo la industria médica inventa continuamente epidemias y obtiene ganancias de miles de millones de dólares a nuestra costa. Grave. Sin más comentarios.


El doctor Pietro Vernazza, médico jefe de infectología de Suiza declaró que la epidemia es leve para la gran mayoría de las personas y que la mayoría de las muertes que figuran en la estadística no se deben únicamente al coronavirus sino al resto de patologías preexistentes. Hace hincapié en la protección individual de las personas de riesgo e incide en que alcanzar la inmunidad de grupo también protege a las personas vulnerables.

El doctor John Oxford es virólogo y profesor de la Universidad de Londres, además de un destacado experto en gripe, incluida la gripe aviar y la gripe española de 1918 y el VIH (sida). Dijo al respecto: “Veo este brote de Covid-19 como una epidemia fuerte de gripe”. Y reconoció que estamos sufriendo una epidemia mediática.


El premio Nobel y profesor de biología de la Universidad de Stanford, doctor Michael Levitt, también dice que la cuarentena es un enorme error e insiste como sus colegas en la protección para las personas de riesgo.

El reconocido experto en Salud Pública de la Universidad de Yale, doctor David I. Katz, explica que para salvar muchas más vidas en esta pandemia debemos remplazar la dañina cuarentena general por una estrategia de protección a los vulnerables y dejar trabajar y producir a los que tienen un riesgo prácticamente nulo.


El profesor Hendrik Streeck, epidemiólogo y Director del Instituto de Virología de la Universidad de Boom, Alemania, dice que la cuarentena se aplicó mal y que sus datos muestran que la tasa de letalidad de infección del Sars-Cov-2 es mucho menor que la supuesta. Opina que es erróneo esperar a una vacuna.

Scott Atlas es profesor médico investigador de la Universidad de Stanford. En un artículo de su puño y letra publicado en abril en el diario The Hill, con el título “Llegaron los datos, paren el pánico y acabemos con el aislamiento total”, compartido más de un millón de veces, dice que quienes piden continuar con el bloqueo, ignoran cinco puntos clave: 
1) La gran mayoría de las personas no tienen un riesgo significativo de morir por Covid-19. 
2) Proteger a las personas mayores en riesgo para eliminar el colapso de los hospitales. 
3) Las políticas de confinamiento impiden conseguir la inmunidad de grupo prolongando el problema. 
4) Hay personas muriendo porque no están recibiendo atención médica debido a “proyecciones hipotéticas”. 
5) tenemos una población en riesgo claramente definida que puede ser protegida con medidas específicas.


El profesor Johan Giesecke, epidemiólogo de Suecia, fue durante años el primer jefe científico del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, expresa en varios artículos de la prensa sueca que la cuarentena no es una medida que esté basada en la evidencia y, por tanto, no es una medida científica. Lo correcto es proteger a la pequeña minoría vulnerable, para propiciar la inmunidad de la sociedad, y añade que la Covid-19 es, en general, una enfermedad leve, similar a la gripe, y que fue la alarma creada lo que asustó a la gente.

El profesor Sucharit Bhakdi es médico especialista en microbiología y epidemiología de infecciones. Dirigió el Instituto de Microbiología e Higiene de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, Alemania, durante 22 años, y es uno de los médicos investigadores más citados de Alemania. Dice al respecto: 
“Todas estas medidas están llevando a la autodestrucción y al suicidio colectivo por algo que es solo un fantasma”. Ha denunciado que la política y los medios de comunicación han llevado a cabo un intolerable alarde de miedo y una campaña de desinformación irresponsable. Asegura que la crisis fue provocada por políticos y que poco tiene que ver con el virus y que una vacuna contra el coronavirus es innecesaria y peligrosa. El profesor Bhakdi impulsó la creación de la “Asociación de profesionales médicos y científicos para la salud, la libertad y la democracia”.

La doctora Sunetra Gupta, profesora de epidemiología de la Universidad de Oxford, indica que la tasa de letalidad por infección es como máximo la de una temporada de gripe y que la evolución de la pandemia no parece estar afectada por las decisiones tomadas y lo explica así: “Diferentes países han tenido distintas políticas de cuarentena. Sin embargo, el patrón de comportamiento es prácticamente uniforme en casi todos los contextos. Hemos visto la epidemia crecer, remitir y desaparecer, casi como un reloj mecánico”. Y añade: “Nos hubiera ido mejor si no hubiésemos hecho nada o hubiésemos hecho algo diferente, como prestar atención en proteger a los vulnerables. Según su opinión estar confinados fue el motivo por el que murieron 50 millones de persona durante la pandemia de gripe española.

El profesor Karol Sikora, profesor de medicina de la Universidad de Buckingham, exdirector del programa de cáncer de la OMS y uno de los directores del Rutherford Healh, dijo que “el miedo es más letal que el virus” y señala que cuando se escriba la historia el miedo habrá matado a muchas más personas que el virus. Reivindica volver a la vieja normalidad, no a una “nueva normalidad”. Respecto al confinamiento, asegura que la epidemia ha tenido los mismos resultados en países que aplicaron cuarentenas como en los que no la aplicaron, y que la mejor medida para enfrentar cualquier pandemia es ayudar a las personas que tienen el virus, es decir, actuar como se debería hacer con la gripe cada año. También declaró que no es necesaria una vacuna.

El doctor John P. A. Ioannidis es profesor de medicina, epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Stanford y un destacado investigador de la investigación científica. Es codirector del Meta-research Innovation Center de Stanford y uno de los científicos más citados de todos los tiempos. Ha hecho múltiples contribuciones a la medicina basada en evidencia, a la epidemiología y a la investigación clínica.
Es famoso dentro del mundo académico por haber demostrado que una gran proporción de las publicaciones científicas no cumplen con el rigor necesario. Por esto, el British Medical Journal lo calificó como “el flagelo de la ciencia descuidada”. Se puede decir, sin riesgo a caer en la exageración, que Ioannidis es uno de los epidemiólogos más destacados de nuestros días. En cuanto a la epidemia, en el mes de marzo, Ioannidis señaló que no existía evidencia de que el nuevo coronavirus representara una amenaza extraordinaria y que ni mucho menos era tan extraordinaria como se anunció en un principio. Un mes después, en abril, tras observar el desarrollo de la enfermedad reafirmó que esta pandemia es relativamente ordinaria, comparable a la de la gripe, para la población general. 
Sí resaltó que los residentes en lugares de ancianos y los pacientes de hospitales deben recibir protección adicional. También se posicionó sobre la destructiva reacción del mundo ante el coronavirus con estas palabras: “Es como un elefante atacado por un gato doméstico; frustrado e intentando evitar al gato, el elefante salta de un acantilado y muere”.

El ejemplo no puede ser más expresivo. Recordó que encerrar a personas sanas y sin riesgo y transferir pacientes con Covid-19 a hogares de ancianos fue absurdo. Esto se hizo particularmente en Italia y en Estados Unidos. Es una explicación al número de muertes, pero también hay que tener en cuenta la picaresca. Es lamentable, pero en algunos hospitales de Estados Unidos si se certificaba muerte por neumonía el centro facturaba 5.000 dólares, si la causa era Covid-19, el monto ascendía a 13.000 dólares, pero si además se había utilizado respirador la suma se elevaba 30.000 dólares. Por increíble que parezca, es cierto. Son los riesgos del laicismo, que trae consigo la deshumanización.

De todos los expertos, el argentino Pablo Goldschmidt, reputado virólogo, bioquímico y farmacéutico, aparte de invitado de universidades de todo el mundo, es quizá quien más claro habla y quien tiene una visión más panorámica del asunto. Sin pelos en la lengua declaró al periódico Clarín que la sociedad se estaba volviendo loca con algo que no tiene sentido.

 “Cuando alguien le mete miedo al pueblo, hace lo que quiere con él”, manifestó. Dice que se creó un pánico que hace de circulo vicioso, culpa a la Organización Mundial de la Salud de generar la psicosis colectiva que estamos viviendo y opina que no podemos seguir siendo víctimas de la presión internacional. Se refiere tanto a la OMS como a los organismos oscuros que han organizado el plan maquiavélico de carácter político, disfrazado de sanitario, para esclavizar a la humanidad.

Como acabamos de ver, los expertos llegan prácticamente a las mismas conclusiones: que el Sars-Cov-2 no es un virus asesino, que la Covid-19, en cuanto a peligro, es comparable a la gripe estacional, que el miedo es injustificado, que la cuarentena era innecesaria, que el uso de la mascarilla salvo en casos muy puntuales es perjudicial, que la mayoría de las muertes relacionadas con el nuevo coronavirus no fueron causadas por el virus sino con el virus, y que el grupo más vulnerable, es decir, los mayores o personas con enfermedades serias preexistentes podría haber sido protegido con las medidas convencionales.
El mejor estadístico del Reino Unido, David Spiegelhalter, presidente del Centro Winton para el “Entendimiento público de riesgos y evidencias”, del laboratorio de estadística de la Universidad de Cambridge, dice que la posibilidad de que una persona mayor se enferme de Covid-19 es la misma que la de enfermarse de cualquier otra cosa. Añade que el nivel de ansiedad de la gente debe ser proporcional a los riesgos que enfrenta, y condena a los medios por jugar con los números presentando una situación alejada de la realidad.

¿Se atreverá nuestro inefable doctor Simón o el ministro Illa, tan acostumbrados a no admitir preguntar y a mentir, a mantener un cara a cara público con alguno de los expertos citados?
¿Quizá pedirán el comodín de la llamada y los auxiliará alguno de los misteriosos expertos que nunca hemos tenido el gusto de conocer?
Lo cierto es que, mientras los científicos aludidos dan la epidemia por remitida y Alemania se prepara para eliminar el uso de la mascarilla el 4 de agosto, y en la mayoría de ciudades europeas se circula libremente, aquí siguen amenazando con los contagiados, las pruebas, los rebrotes, los asintomáticos, los positivos y el confinamiento.
¿Se reconocerá algún día que todo fue una farsa, que además de mala praxis, negligencia y otros imponderables, a los médicos se les engañó con el protocolo y que muchos mayores murieron hiperventilados mientras se reclamaban más respiradores?

¿Se reconocerá públicamente que se aplicó el triaje de guerra y que muchos mayores fueron sedados directamente? Dudo que todo esto llegue a reconocerse algún día. Lo peor de todo es que, anclados como están en la desinformación y la mentira, parece que le han tomado gusto a la representación.

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