Coronel Pedro Baños: Experto en geoestragia y espionaje
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El economista Santiago Niño Becerra asegura que el coronavirus provocará grandes cambios en la economía, pero no tanto porque introduzca nuevos fenómenos, sino porque será un "turbo" que dejará en evidencia que hasta ahora se vivía de anfetas y disparará de forma acelerada movimientos lentos.
Desde el 2012 la economía está viviendo a base de anfetas, cuyo efecto ya se agotó a finales de 2018.
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El economista Santiago Niño Becerra asegura que el coronavirus provocará grandes cambios en la economía, pero no tanto porque introduzca nuevos fenómenos, sino porque será un "turbo" que dejará en evidencia que hasta ahora se vivía de anfetas y disparará de forma acelerada movimientos lentos.
Desde el 2012 la economía está viviendo a base de anfetas, cuyo efecto ya se agotó a finales de 2018.
Miren el empeoramiento de las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El virus está deteniendo una actividad que ya se empezaba a parar"
Es erróneo decir que el coronavirus ha producido un "shock de oferta".
Todo lo contrario.
"Sobra de todo pero la capacidad de compra, de endeudamiento no da más de sí.
Lo que ha hecho el virus es poner un turbo a la situación, porque induce la población a no aglomerarse y a no salir", ha añadido.
Niño Becerra pronostica que el crecimiento económico "se resentirá, y mucho" de esta situación, y eso "acelerará las concentraciones de capital, la limpieza de balances de los bancos, el cierre de actividades low-cost, y las quitas en deudas impagables, e implantará la renta básica".
"El coronavirus acelerará todo eso, que se habría producido igualmente, aunque sería de forma más lenta", ha añadido.
El economista ha apuntado que esta crisis hará darse cuenta de multitud de cosas que se podrían hacer, y de cosas que eran innecesarias, "como muchos viajes de negocio".
Ha insistido en el "trabajo a distancia", como un hecho positivo.
"Cuando escribí mi último libro La tercera fase, a esta fase la bauticé como El despertar.
El virus ayudará a eso: el crecimiento se conseguía a base de un consumo sustentado en el sobreconsumo, y en una inversión que se aguantaba sobre mucha deuda corporativa impagada. Claro está que la consecuencia de todo ello será la concentración", ha añadido.
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Telefonica ya regala gigas gratis, mas programas de tv, deportes ....
Haran desparecer el dinero efectivo porque "contamina" ?
todo a traves de la red y siempre vigilados
1984
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EL CORONAVIRUS COMO TAPADERA DE LA CRISIS SISTÉMICA
Que una gripe fuerte sea capaz de hundir la economía mundial, no habla de la gravedad del virus sino de la fragilidad del modelo financiero.
Antes de que se dispararan las alarmas por la epidemia de coronavirus, existían evidencias sobre la desaceleración de las principales economías, que ahora parecen confirmarse al punto que la
inflexión de la Reserva Federal de Estados Unidos al bajar las tasas de interés encendió todas las alarmas.
El Baltic Dry Index es considerado como un termómetro de la salud de la
economía global, porque indica los rumbos en el corto plazo. Se trata de un índice de los fletes marítimos de carga a granel seca, que se calcula diariamente.
Su importancia radica en que refleja la cantidad de contratos para el envío de mercancías en las rutas marítimas más importantes.
Este termómetro marcó a principios de setiembre de 1919 los 2.580 puntos, el más elevado de los últimos 10 años, sólo superado en 2010. Desde octubre el índice no para de caer, alcanzando niveles más bajos aún, que durante la crisis de 2008. A principios de diciembre estaba en 1.500 puntos, mil menos que tres meses atrás.
Lo más significativo es que siguió cayendo de forma exponencial hasta los 400 puntos, en febrero de 2020. Cuando la epidemia de coronavirus aún no ocupaba los titulares de los medios, en los primeros días de enero, y aún no existía la preocupación de las semanas siguientes,
derrapó hasta los 750 puntos el 8 de enero.
SI EL BALTIC DRY INDEX ESTABA EN CAÍDA LIBRE, DE 2580 A 750, ESTO NO PuEDE ATRIBUIRSE AL CORONAVIRUS SINO A UNA CRISIS ECONÓMICA INMINENTE, BRUTAL Y DEPREDADORA.
Una crisis cuyas manifestaciones ya eran evidentes antes de la epidemia.
En su informe sobre las perspectivas de la economía mundial para 2020, el analista Oscar Ugarteche
enfatizaba, a fines de diciembre pasado, que “2019 ha sido uno de los más complicados en mucho tiempo para una serie de países visto desde varias aristas:
crecimiento económico, cohesión social, integración internacional y crisis política”.
El economista agrega, a la lista de infortunios, “las protestas sociales de diversa índole en al menos dieciséis países alrededor del mundo”, que repercuten en una caída de “la inversión privada tanto en el corto como en el mediano plazo”.
La desaceleración de Alemania y el estancamiento de la Unión Europea, se traducen en una disminución de los precios de las materias primas, según Ugarteche.
...
Esto explica que la bajada en las tasas de interés no fue en absoluto “sorpresiva”, como aseguró buena parte de la prensa económica. La Fed simplemente aprovechó el momento para tomar una decisión que resultaba inevitable, por el estado de cosas con que finalizó 2019. “Para las economías avanzadas el pronóstico es gris”, concluye el economista.
Los descalabros de las bolsas a comienzos de marzo y, de modo particular, la brusca oscilación hacia arriba y hacia
abajo que se observa cada día, son consecuencia de que hemos entrado en un período de hondas incertidumbres, a las que ahora se suman los países asiáticos, con China a la cabeza, que este año puede tener la tasa de crecimiento más baja en décadas.
Cuando Ugarteche menciona, por ejemplo, la importancia de las protestas sociales en muchos países de forma simultánea, está poniendo sobre el tablero una situación que excede
con mucho el concepto de crisis económica.
Quizá por eso, el segundo dato a retener de esta crisis, es el experimento de ingeniería social a gran escala, colocando en cuarentena a millones de personas sanas, algo inédito en la historia de la humanidad.
Estamos ante una tema fundamental, ya que en un período de crisis sistémica, las elites parecen empeñarse en mantener el control a toda costa, como se deduce de su actitud
ante la epidemia de coronavirus.
Raúl Zibechi: Periodista e investigador uruguayo, especialista en movimientos sociales, escribe para Brecha de Uruguay, Gara del País Vasco y La Jornada de México.