y de paso todas las cadenas globalistas que nos ahogan de propaganda:
Donald Trump no basó su campaña electoral en grandes shows, mezcla de farándula y política. Mientras sus adversarios subían al escenario rodeados de estrellas del show businessy gastaban presupuestos faraónicos, Trump se concentró en el mensaje que quería transmitir y gastó 10 veces menos dinero que la señora Clinton.
Considerando el hecho que tenía en contra prácticamente todos los medios de difusión, casi no les concedió entrevistas y denunció constantemente, en cada uno de sus mítines de campaña, la parcialidad de dichos medios.
Su portavoz nunca trató de seducir a los periodistas.
Hizo más bien todo lo contrario, apoyándose en sitios web contestatarios sin importarle que ya tuviesen o no su propio público. El director de su campaña electoral incluso ya animaba uno de esos sitios, Breitbart.com, antes de hacerse cargo de la campaña de Trump.
Orientando su campaña electoral directamente contra la clase política de Washington, Donald Trump no alquiló locales de campaña sino que prefirió quedarse en su Trump Tower de Nueva York.
Siguiendo esa misma lógica personal, tampoco ha alquilado en Washington ningún local donde instalar su equipo de transición. De hecho, mientras la administración Obama se ocupa en Washington de los asuntos pendientes, el futuro se decide en Nueva York.
Desde que resultó electo, Donald Trump no ha concedido conferencias de prensas ni entrevistas sino que se ha dirigido directamente a los estadounidense a través de Twitter y de YouTube.
Es la primera vez que un jefe de Estado se dirige a sus conciudadanos de esa manera, saltándose los grandes medios de difusión.
En sus discursos agradece, en primer lugar, a los electores de las minorías (las mujeres, los hispanos, los afroamericanos y los gays) que votaron por él a pesar de la imagen de racista que los grandes medios le forjaron.
Repite su mensaje, no contra las élites sino contra el modo de funcionamiento que estas adoptaron en Washington y contra la ideología puritana que encarnan.
Y finalmente, también está anunciando sus primeras decisiones:
En materia de política exterior, confirmó que pondra fin al Tratado Transpacífico que había sido concluido contra China;
que pondra fin a los cambios de régimen (incluyendo el caso de Siria);
que sustituirá, donde sea posible, la actual política de confrontación con una nueva política de cooperación (incluso con Rusia);
y que reformará los servicios secretos estadounidenses, cuya única función consiste hoy en día en asesinar líderes del Tercer Mundo.
En el pasado, la prensa presidencial disponía de confortables locales en la Casa Blanca y decidía los temas que había que discutir.
Actualmente, la mayoría de sus miembros han tenido que dejar Washington y esperan todo el día al pie de la Trump Tower que “The Donald” baje para acompañar a alguno de sus visitantes hasta el auto y que tenga a bien lanzarles algunas palabras, a modo de migajas.
Los grandes medios, tanto los de la prensa escrita como los medios audiovisuales, persisten en tratar de ridiculizar al presidente electo, presentándolo como incompetente y extremista. Pero Trump ya logró saltar por encima de sus cabezas y comunicar directamente con los estadounidenses sin recurrir a ellos.
La comunicación según el presidente Trump
Nuestro sitio web, Voltairenet.org, demuestra desde hace años que es posible comunicar con la gente sobre los temas políticos yendo contra el esquema de opinión que imponen los grandes medios de difusión.
Donald Trump ha optado por la vía que nosotros abrimos hace tiempo y que otros también han escogido. Para obtener información sobre la próxima administración estadounidense, no vale la pena leer el New York Times, que trata de caricaturizarla, sino sitios web como Breitbart.com. El presidente electo ya no responde a las preguntas de la «gran prensa» sino que prefiere expresarse a través de twitter.com/realdonaldtrump.
Donald Trump ha optado por la vía que nosotros abrimos hace tiempo y que otros también han escogido. Para obtener información sobre la próxima administración estadounidense, no vale la pena leer el New York Times, que trata de caricaturizarla, sino sitios web como Breitbart.com. El presidente electo ya no responde a las preguntas de la «gran prensa» sino que prefiere expresarse a través de twitter.com/realdonaldtrump.
...Al derrocar la ideología puritana que Washington encarna, en particular la dinastía Clinton, Donald Trump también puso fin a las actuales reglas de la comunicación política.
Considerando el hecho que tenía en contra prácticamente todos los medios de difusión, casi no les concedió entrevistas y denunció constantemente, en cada uno de sus mítines de campaña, la parcialidad de dichos medios.
Su portavoz nunca trató de seducir a los periodistas.
Hizo más bien todo lo contrario, apoyándose en sitios web contestatarios sin importarle que ya tuviesen o no su propio público. El director de su campaña electoral incluso ya animaba uno de esos sitios, Breitbart.com, antes de hacerse cargo de la campaña de Trump.
Orientando su campaña electoral directamente contra la clase política de Washington, Donald Trump no alquiló locales de campaña sino que prefirió quedarse en su Trump Tower de Nueva York.
Siguiendo esa misma lógica personal, tampoco ha alquilado en Washington ningún local donde instalar su equipo de transición. De hecho, mientras la administración Obama se ocupa en Washington de los asuntos pendientes, el futuro se decide en Nueva York.
Desde que resultó electo, Donald Trump no ha concedido conferencias de prensas ni entrevistas sino que se ha dirigido directamente a los estadounidense a través de Twitter y de YouTube.
Es la primera vez que un jefe de Estado se dirige a sus conciudadanos de esa manera, saltándose los grandes medios de difusión.
Como si la campaña no hubiese terminado aún, Donald Trump ha emprendido una gira de agradecimiento, con nuevos mítines,
que la prensa trata de no mencionar.
En sus discursos agradece, en primer lugar, a los electores de las minorías (las mujeres, los hispanos, los afroamericanos y los gays) que votaron por él a pesar de la imagen de racista que los grandes medios le forjaron.
Repite su mensaje, no contra las élites sino contra el modo de funcionamiento que estas adoptaron en Washington y contra la ideología puritana que encarnan.
Y finalmente, también está anunciando sus primeras decisiones:
En materia de política exterior, confirmó que pondra fin al Tratado Transpacífico que había sido concluido contra China;
que pondra fin a los cambios de régimen (incluyendo el caso de Siria);
que sustituirá, donde sea posible, la actual política de confrontación con una nueva política de cooperación (incluso con Rusia);
y que reformará los servicios secretos estadounidenses, cuya única función consiste hoy en día en asesinar líderes del Tercer Mundo.
(Ver a partir del minuto 46.)
fecha:1 - dic 2016
En el pasado, la prensa presidencial disponía de confortables locales en la Casa Blanca y decidía los temas que había que discutir.
Actualmente, la mayoría de sus miembros han tenido que dejar Washington y esperan todo el día al pie de la Trump Tower que “The Donald” baje para acompañar a alguno de sus visitantes hasta el auto y que tenga a bien lanzarles algunas palabras, a modo de migajas.
Los grandes medios, tanto los de la prensa escrita como los medios audiovisuales, persisten en tratar de ridiculizar al presidente electo, presentándolo como incompetente y extremista. Pero Trump ya logró saltar por encima de sus cabezas y comunicar directamente con los estadounidenses sin recurrir a ellos.
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… Y lo cierto es que ademas periodistas concretos han aparecido en los papeles de Wikileaks como receptores de dinero por parte del partido demócrata:
Vamos, que están comprados para "informar".
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¿ Ya hemos puesto cuidadosamente el NEW YORK TIMES en la BASURA ?
sábado, 7 de enero de 2017
Tres viejas calumnias sobre los supuestos ataques informáticos contra Estados Unidos
1. En los comienzos de internet, dentro de la campaña de agresión contra Irak de 2003, el New York Times publicó una información falsa (1) sobre un supuesto ataque informático contra Estados Unidos que, como es natural, ponía en grave peligro su seguridad porque “potencialmente” podrían crear una crisis.
Las fuentes eran las mismas de siempre, los servicios de inteligencia del FBI, y se trataba en documentos “secretos” convenientemente filtrados a la prensa para orquestar la consabida campaña, o sea, que era un secreto a voces.
Aparte de los ataques eran “peligrosos” por sí mismo, podrían serlo aún más, decía el New York Times para inflar la historia, ya que el riesto de “guerra” contra Irak estaba aumentando, en donde la palabra “guerra” hay que traducirla como “agresión” o “invasión”, es decir, que quien estaba en peligro en 2003 no era Estados Unidos sino Irak.
Sin embargo, el New York Times le dio una vuelta de 180 a la situación: el agresor era la víctima.
No contento con esa payasada, el desprestigiado periódico de Nueva York seguía con el amarillismo típico del momento, en el que todos los verbos se ponían modo potencial: la organización terrorista Al-Qaeda podría utilizar ordenadores para cometer actos terroristas, perturbando el funcionamiento de las fábricas potabilizadoras de agua o las instalaciones nucleares.
Esta vez acertaron de casualidad: Al-Qaeda ha contaminado el agua, pero en Siria y sin necesidad de utilizar ordenadores (pero de eso el New York Times no ha dicho nada).
2. Saltamos al año 2014 y a otro país vecino de Oriente Medio, Irán, aunque la intoxicación procede de la misma fuente, el New York Times (2), y se refiere a lo mismo: piratas informáticos iraníes también la han tomado con Estados Unidos y se dedican a espiar a congresistas, traficantes de armas, diplomáticos, empresas petroleras y periodistas.
Los piratas iraníes iniciaron sus ataques en 2011 y desde entonces habían asaltado unos 2.000 ordenadores, según los típicos expertos de pacotilla que suele utilizar el New York Times para vestir una noticia falsa.
3. En julio del año pasado el enemigo cambió. Ya no era Irak ni Irán sino Rusia, pero el periódico era el mismo (3) y las víctimas seguían siendo los pobrecillos ordenadores de Estados Unidos, esta vez del partido demócrata, que no habían actualizado su antivirus.
A los rusos se les ocurrió piratear los ordenadores porque Trump les gusta más como presidente que Clinton y los votantes estadounidenses son tan idiotas que se dejaron engañar por el truco y votaron a quien no debían: al candidato manchú.
Los que no piratean los ordenadores de nadie son los espías estadounidenses, siempre respetuosos con el principio de no injerencia en los asuntos internos de terceros.
Las fuentes eran las mismas de siempre, los servicios de inteligencia del FBI, y se trataba en documentos “secretos” convenientemente filtrados a la prensa para orquestar la consabida campaña, o sea, que era un secreto a voces.
Aparte de los ataques eran “peligrosos” por sí mismo, podrían serlo aún más, decía el New York Times para inflar la historia, ya que el riesto de “guerra” contra Irak estaba aumentando, en donde la palabra “guerra” hay que traducirla como “agresión” o “invasión”, es decir, que quien estaba en peligro en 2003 no era Estados Unidos sino Irak.
Sin embargo, el New York Times le dio una vuelta de 180 a la situación: el agresor era la víctima.
No contento con esa payasada, el desprestigiado periódico de Nueva York seguía con el amarillismo típico del momento, en el que todos los verbos se ponían modo potencial: la organización terrorista Al-Qaeda podría utilizar ordenadores para cometer actos terroristas, perturbando el funcionamiento de las fábricas potabilizadoras de agua o las instalaciones nucleares.
Esta vez acertaron de casualidad: Al-Qaeda ha contaminado el agua, pero en Siria y sin necesidad de utilizar ordenadores (pero de eso el New York Times no ha dicho nada).
2. Saltamos al año 2014 y a otro país vecino de Oriente Medio, Irán, aunque la intoxicación procede de la misma fuente, el New York Times (2), y se refiere a lo mismo: piratas informáticos iraníes también la han tomado con Estados Unidos y se dedican a espiar a congresistas, traficantes de armas, diplomáticos, empresas petroleras y periodistas.
Los piratas iraníes iniciaron sus ataques en 2011 y desde entonces habían asaltado unos 2.000 ordenadores, según los típicos expertos de pacotilla que suele utilizar el New York Times para vestir una noticia falsa.
3. En julio del año pasado el enemigo cambió. Ya no era Irak ni Irán sino Rusia, pero el periódico era el mismo (3) y las víctimas seguían siendo los pobrecillos ordenadores de Estados Unidos, esta vez del partido demócrata, que no habían actualizado su antivirus.
A los rusos se les ocurrió piratear los ordenadores porque Trump les gusta más como presidente que Clinton y los votantes estadounidenses son tan idiotas que se dejaron engañar por el truco y votaron a quien no debían: al candidato manchú.
Los que no piratean los ordenadores de nadie son los espías estadounidenses, siempre respetuosos con el principio de no injerencia en los asuntos internos de terceros.
(1) http://www.nytimes.com/2003/ 01/17/us/threats-responses- computer-security-increase- electronic-attacks-leads- warning.html
(2) http://bits.blogs.nytimes.com/ 2014/05/29/cyberespionage- attacks-tied-to-hackers-in- iran
(3) http://www.nytimes.com/2016/ 07/30/us/politics/clinton- campaign-hacked-russians.html
(2) http://bits.blogs.nytimes.com/
(3) http://www.nytimes.com/2016/