Cuando alguien al que le están arruinando la vida con medicamentos peligrosos para tratar un problema que no tiene, se entera del timo, suele preguntar qué debe hacer, si dejar la medicación o hacer un tratamiento natural como sustituto.
Como es natural, si no tiene ninguna enfermedad, no puede hacer ningun tratamiento natural, pues no tiene nada que curar, salvo desintoxicarse de los venenos que le han metido en el cuerpo.
Nadie le va a decir lo que tiene que hacer. Cualquier persona adulta debe informarse de las cosas, y con toda la información disponible tomar las decisiones sobre su propia vida, pues la vida que está en juego es la suya (tanto si toma alguna decisión como si sigue como estaba), y él es el único que debe decidir el camino a tomar, por supuesto, asumiendo las consecuencias de sus aciertos o errores.
Los seres humanos tenemos muchos defectos, pero en estos casos el más peligroso es la pereza. Si nadie nos dice lo que debemos hacer, por pereza lo dejamos todo como está, aunque por esa apatía nos estemos jugando la vida.
Dejar que otros decidan sobre nuestra salud, sobre la gestión del dinero o sobre la educación de los hijos es una irresponsabilidad que se paga muy cara. El que quiera hacerlo debe saber que la factura será alta, y lo peor es que muchas veces no se paga con dinero, que es lo más cómodo para pagar facturas.
Vamos a ver algunas opiniones de algunos científicos sobre la hepatitis C:
Aquí tenemos una entrevista al Dr. Stefan Lanka. (el primer científico que ha conseguido aislar un virus de un alga eucarótica marina -el Ectocapus Siliculosus Virus, también llamado ESV).
En la entrevista están hablando del los orígenes del timo del $ida, y cuando salen en la conversación los problemas de la hepatitis, dice lo siguiente:
Tambiénconocí al profesorAlfredHässigdeSuiza.Fundóel sistemade donación de sangreen Suizay fue unode los primeros ensacarlos productos de lasangrecon el fin dehacer queel plasmapara el tratamiento deenfermedades crónicas fuera seguro.
Al convertirse en uncolega yun amigo muy cercano, he aprendido mucho sobretodo el sectorproductor de sangrey la actitudcriminaldetrás de él.En marzode1996, en Berna (capital de Suiza), Hässig, Kremery yo nos conocimospor primera vez.
Allí quedó claro, también, lo queestá sucediendo en elcampo de la hepatitis. Ellosnoestán tratando conun virus.
Por supuesto, existe la posibilidadde enriquecerciertos tipos deproteínasen los productosde la sangre,que a su vezcausan reaccionesautoinmunesgraves, pero sólo en organismosmuyestresados, nunca en gentenoestresada.Cuando supieronsacarestas proteínasa partir de losproductos de la sangre, odiluirlas, ya no hubo más problemashepáticos.Me enteré de estoa través de él.
El entrevistador le pregunta; ¿está usted diciendo que todas las formas de hepatitis no son infecciosas, o sólo algunas de ellas ?
Su respuesta es : no, no existe algo como la hepatitis infecciosa.
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Esto diceClaus Koehnlein, especiaista en medicina interna del Departamento de Oncología de la Universidad de Kiel, Alemania.
Con la hepatitis C vemos un fenómeno similar al Sida, aunque los efectos secundarios del tratamiento no son tan terribles. Con la hepatitis C sólo se puede esperar una terapia temporal con interferón y ribavirina, sin embargo, este tratamiento también produce muchos efectos secundarios, y como mostraré a continuación, también es superfluo.
El año del nacimiento de la hepatitis C es 1987. El laboratorio para este trabajo era nada menos que el Chiron Corp., una empresa bioquímica que gana miles de millones con los anticuerpos de la hepatitis C. En ese momento se inyectó la sangre de un paciente con una hepatitis no-A/no-B en chimpancés. Ninguno de los animales desarrolló hepatitis. A la vuelta del día 14 después de la infección mostraron aumento temporal de las transaminasas. Los animales fueron sacrificados y se examinó el tejido hepático. No encontraron un virus.
Desesperados buscaron las huellas más pequeñas de un virus, y amplificaron una pequeña pieza de información genética a través del PCR. Se supone que este pedazo de ARN extraño debería ser la información genética de un virus todavía no descubierto. Fuera lo que fuese lo que contenía el tejido hepático en cantidades apenas detectables, fueron capaces de construir anticuerpos.
Estos anticuerpos hicieron posible la epidemia de hepatitis, a medida que proliferaron los test y fueron etiquetando a los pacientes como hepatitis C positivos. Se les dice que llevan un virus que después de un período de latencia de 30 años generará una cirrosis hepática. La mayoría de los pacientes positivos, sin embargo, no tienen ningún síntoma de enfermedad.
Algunos han aumentado ligeramente las transaminasas. Los daños reales en el hígado se producen casi exclusivamente en los pacientes que han consumido alcohol y drogas antes. Aquí vemos de hecho un gran solapamiento en la medida, ya que casi el 80% de los adictos a las drogas son positivos. Ahora tenemos que responder a la pregunta de nuevo, ¿qué daña al hígado, el virus o las drogas y el alcohol? El período de latencia de 30 años, entonces, sería un eufemismo para referirse a los efectos tóxicos de las drogas y el alcohol que pueden conducir a la cirrosis hepática a los 30 años de consumirlos.
El año pasado Seef et. al publicaron un gran estudio en Annals of Internal Medicine, que se llevó a cabo con las IGs cuyos sueros habían sido congelados hace 45 años. Un seguimiento de 45 años mostró que prácticamente no hay diferencias entre las enfermedades del hígado de gente que da positivo a la hepatitis C y los que dan negativo.
Este hecho lleva a considerar que el riesgo de una persona positiva a desarrollar cirrosis hepática, al parecer, se había sobrestimado enormemente. La teoría más plausible es que sustancias tóxicas como el alcohol y las drogas, llamados “cofactores”, son en realidad la factores principales por lo que una prueba da positivo, y, obviamente, no tiene relevancia clínica. En consecuencia, el tratamiento antiviral en los pacientes positivos no tiene ningún sentido.
Por otra parte, el tratamiento medicamentoso de las enfermedades del hígado se ha considerado paradójico por hepatólogos líderes durante muchas décadas, ya que la práctica totalidad de sustancias dañan el hígado de una forma u otra, ya que el hígado es el órgano principal para el metabolismo de las toxinas. Por ejemplo, Benuron, que se utiliza durante un tratamiento de interferón de un gramo por día. Recuerda, en este contexto, el desastre Fialuridine de un intento de tratamiento hace unos años, donde un par de pacientes murieron, y otro sólo pudo ser salvado por un trasplante de hígado (Hoofnagle et. Al).
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Esto dice Nicholas Regush.
En 1987, un equipo de investigación científica se fue a la caza de un virus para explicar la enfermedad hepática vinculada a lo que entonces se llamaba Una hepatitis no-A no-B. El equipo, que incluyó a científicos de los CDC, Chiron Corp. y otros, afirmó haber detectado el virus de la hepatitis C.
Pero hasta la fecha, nadie ha sido capaz de aislar un virus de este tipo en una forma intacta, ni nadie ha sido capaz de hacerlo crecer en un cultivo. Y nadie ha sido capaz de pescar un virus, purificarlo (que significa separarlo de una célula), inyectarlo en un animal y causar hepatitis. Nadie ha sido capaz de documentar, de acuerdo a los estándares de la virología básica, que dicho virus es infeccioso. Nadie.
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Para terminar, alguien que habla castellano.
Los tests actuales no detectan ningún virus sino la presencia de ciertas proteínas anómalas que se interpretan errónea o tendenciosamente como pertenecientes a tal o cual virus. ¡Nada!, que es lo mismo que está ocurriendo con el SIDA: que no hay virus VIH y que los tests solo evidencian proteínas anómalas.
En general, cuando un paciente viene con un diagnóstico de HEPATITIS C, tiene una deficiencia hepática; pero a veces ni eso. No es el hígado el responsable sino los riñones, lo cual nos lleva a concluir que los tests hepáticos no son tan fiables. Me imagino que el proceso es el siguiente:
- descubren en el «señor X» unas transaminasas elevadas.
- suponen que estas transaminasas vienen del hígado.
- indagan por ver si se trata de una hepatitis A o B y ante la negativa concluyen que es la «C».
- que hay diagnósticos de HEPATITIS C erróneos, en el sentido de que el hígado carece de patología, y
- que unos riñones deficientes pueden hacer subir las transaminasas, lo que no se tiene en cuenta en la actual práctica médica.
Aquí se puede leer el artículo completo
En el colmo de la desfachatez, sacan un medicamento nuevo para la hepatitis C al módico precio de 60.000 euros el tratamiento. Si hay que hacer dos tratamientos, 120.000 euros. Al igual que ocurrió con el Sida, los gobiernos corruptos no se informarán del timo y dilapidarán miles de millones de dinero público. La Farmafia se lo lleva calentito mientras los súbditos no llegan a fin de mes.
Aquí dan la buena noticia dando saltos de alegría.
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$ida: ¿mito o timo?
Grandes timos: el colesterol
¿Se justifica la teoría microbiana de la enfermedad?
Vacunas y mentirasTimos presentes a tratar en el futuro
El timo de la prueba del PSA en el cáncer de próstata.
El timo de la sífilis (ya casi en deshuso).
ORIGEN ARTICULO:
https://esdesalud.wordpress.com/2014/08/03/catalogo-de-timos-el-virus-de-la-hepatitis-c/